miércoles, 17 de diciembre de 2014

Epílogo de Ashtrilla



Lazos de sangre (Epílogo).


   No comprendo tanto sufrir, tu imagen borrosa no responde a mi llamada, mi garganta se desgarra al pronunciar tu nombre, las ataduras abrasan mi piel. Tu vista se posa en mí para luego darme la espalda. No consigo salir de aquí, no quiero más dolor, no volveré a llorar.
   Ahora me toca a mí, voy a mirar hacia delante. No voy a seguir así, voy a… vivir.
                                    

                                                      *        *         *

   Era un día nuboso, hacía aire y me hallaba sola en un parque solitario leyendo un libro, cuando sentí que entre los árboles se ocultaba algo o alguien. Mi instinto me decía que era un animal pero al fin ese ser, se dejó ver y para mi sorpresa, era un hombre, esbelto, pálido, de pelo largo y moreno, llevaba gafas de sol y vestía de negro. Se acercó a mí y me preguntó sobre lo que leía, yo le contesté educadamente y retomé la lectura para que así se fuera y me dejara sola de nuevo, pero él comenzó a hacerme una serie de preguntas: sobre si me gustaba la oscuridad, si creía en la existencia de otros seres superiores a la raza humana o en misterios sin resolver. No supe por qué pero… me inspiraba confianza para poder tratar todos los temas ocultos en los que pensaba y que no podía contar a nadie, fue extraño pero me desahogué contándole todo lo que opinaba sobre la soledad, el destino, los humanos y sucesos paranormales. Él se quedó observándome, y por un instante me dio miedo. Se me erizó la piel, y mi instinto me decía que corriese pero mis piernas no me respondían, mi mente se preguntaba “¿por qué he de huir? ¿Acaso no se acaba de interesar por tus pensamientos más profundos y ocultos y te acabas de desahogar? Acabo de encontrar a una persona que probablemente sea parecida a mí, no entiendo qué es lo que me hace querer salir corriendo, qué debo hacer,  estoy bloqueada.” Entonces el hombre extraño, sonrió y dijo que era interesante, y sin decir ni una palabra más, se alejó de mí como un espíritu.

   Por aquel entonces mi razón para levantarme cada día y vivir era un chico llamado Allen, estaba total, loca y perdidamente enamorada de él, habría dado cualquier cosa por él, hasta mi propia vida. Él no sentía lo mismo por mí, yo lo sabía pero aún así, tenía la pequeña esperanza de que algún día me correspondiese, lucharía por él, me esforzaría y aunque no lo consiguiera, me daba igual, me conformaba con poder estar junto a él y ver su sonrisa cada día, sus ojos tan llenos de vida y calor.
   Allen iba a la misma clase que yo, a veces quedábamos en mi casa para hacer trabajos. Algún fin de semana me invitaba a salir con él y sus amigos de fiesta. No me gusta salir, ni el sol, me gusta la lluvia, los días nublados y quedarme en casa leyendo, escuchando música rock o viendo una película, preferiblemente acompañada,  y Allen, de hecho, me hacía compañía a veces. Él era la luz demi vida, por él salía de casa y “vivía la vida”. Hasta que llegó él, impulsado por el egoísmo, lo peor de la humanidad.
      - ¿Lo amas? − Pregunto Jean, la segunda vez que nos encontramos.
- Sí. − Contesté yo.
- ¿Sin importarte que te utilice para hacer sus trabajos mientras él se va con sus amiguitos y liga con chicas?
- ¡Él no hace eso! Si se va es porque... un momento, ¿cómo sabes todo eso?
- Pronto lo sabrás, pero no esquives mi pregunta para excusarlo. Él no es como crees, te utiliza, te menosprecia, dice que eres rara y cuando menos te lo esperes te dará la espalda, entonces esta vida dejará de tener sentido para ti.
- Si hiciera eso, preferiría morir. Pero él ha hecho que mi vida sea soportable, incluso agradable, además no sé nada de ti.
- Tranquila, pronto te lo enseñaré todo, y tu sufrimiento y humillación terminarán. Me acabarás dando las gracias, pequeña.
- ¿Qué quieres decir?
   Él, simplemente, me dio la espalda y con un andar elegante y ágil, se marchó.

   Al día siguiente fui a clase como cada mañana y en mi taquilla encontré una nota en la que ponía que se habían llevado a Allen. Salí corriendo en su búsqueda por todo el instituto, en clase, en el gimnasio,  hasta entré en el vestuario de los chicos. Al no encontrarlo me dirigí al parque donde había conocido a ese hombre extraño de las gafas de sol y lo encontré en sus brazos, junto a él había dos personas más,Una mujer rubia con ojos lilas, y un hombre castaño con ojos dorados. Jean por fin se quitó las gafas y tenía los ojos de color rojo. Era un clan de vampiros.
Me propuso salvar la vida de Allen a cambio de la mía, de mi alma. Yo acepté sin vacilar, pues no me imaginaba mi vida sin él. En cuanto lo soltó, Allen salió corriendo sin mirar atrás siquiera Jean sonrió y pude ver sus colmillos, se acercó despacio a mí. Mi cuerpo empezó a temblar involuntariamente quise empezar a correr cuando jean me agarró de la cintura con una mano atrayéndome hacia él mientras que con la otra me apartaba el pelo del cuello inclinándose hacia mí
Yo no quería matar a gente alimentándome de su sangre, pero mi cuerpo ya estaba empezando a cambiar.
- Fuimos tus enemigos, pero ahora somos tus amigos y los humanos tus enemigos. No tienes otra, ven con nosotros.
-El me aceptará. -Salí en su búsqueda pero cuando me vio se asustó, pues mis ojos azules se volvieron rojos, mi piel más pálida de lo normal y mi cabello más negro.
-¡No te acerques a mí, eres un monstruo al igual que ellos!
-No Allen no soy como ellos, he hecho esto por ti.
-¿¡Por mi!? Por tu culpa casi me matan, nunca debí juntarme a un bicho raro como tú ¡largo de aquí desaparece de mi vida, no quiero volver a verte!
En ese momento todo mi mundo se desmoronó, sólo quería morir. Me escondí en  una casa abandonada, al cabo de un tiempo apareció la vampiresa del clan:
- Duna, aún eres muy humana, pero dentro de un tiempo no sentirás dolor y agradecerás ser vampiro, pues somos una raza superior a los humanos. Aún me duele pensar que no nací siendo así, ahora somos tu familia. Dijo ella acariciándome el pelo como si fuese un cachorro abandonado.
- Además, no seas hipócrita. − Dijo Jean surgiendo de entre las sombras. − Nunca te ha gustado tu anterior vida sólo te ataba Allen y él te ha traicionado aun habiéndole salvado la vida.
- ¿Por qué lo hiciste? −Pregunté yo con lágrimas en los ojos
- Porque fui compasivo contigo y quise darte este don, me interesaste, así que… puedes decir que lo único que compartimos con los humanos es el egoísmo. 
                           

                                                                    *        *         *

   No siento odio ni rencor, pero tampoco amor. Me siento vacía de sentimientos. La gente no me importa, me es indiferente, sé con quien tengo que comportarme bien. Dentro de mí ya me controlo, nada me altera ya. Es un estado nuevo para mí, pero no me desagrada, incluso... Sonrío…
   Echando la vista atrás, a mi vida hasta hoy, decido avanzar y aceptar a este clan, a mi clan. Me sometí a él, me pidió que matara a Allen para abandonar completamente mi parte humana, y yo sin vacilar, una vez frente a él, lo miré a los ojos sin parpadear, ahora podía ver su alma y me daba pena. Sentía desprecio por él. Así pues, lo maté, bebí su sangre y me marché dejándolo en el suelo, yendo a por mi siguiente víctima.
   No volveré a sentirme extraña aunque al mirarme no me reconozca, pero... ya me he encontrado, he despertado. Y con una media sonrisa y mirada helada, ya con el corazón oscuro, sin ninguna parte humana, más que el egoísmo, me quedé con mi clan.

   Me inunda una nueva sensación de oscuridad, orgullo y frialdad. Pero me gusta. Él consiguió tenerme y yo, ser… feliz.

sábado, 25 de enero de 2014

Programa de radio. Relato El año maldito.

Aquí os dejo el link del programa de radio de anoche en el que Eytha y yo contamos la historia del año maldito.

https://enacast.com/radiosantvicenc/historic/lunaticos


Yune Evans

viernes, 17 de enero de 2014

El año maldito

Quedan 12 horas para terminar esta pesadilla. Tenemos que tener más cuidado que nunca. Hemos de estar preparados, alerta, pues por un descuido podríamos acabar en la tumba…

Hace seis meses
– Uff, vaya año, no paran de pasar cosas malas en mi familia, Emma.
– Dímelo a mí, desde que empezó el año no paro de recibir malas noticias por todas partes, y todo me lo cargo yo, Julia.
– Sí, es cierto, mi madre se cayó y al dejar el peso de su cuerpo en la mano se ha roto la muñeca. Se pasó 90 días con la mano derecha escayolada. El día que se la quitaron se cayó por la calle andando, fue raro porque él suelo estaba bien, no había ninguno hoyo ni nada, y se rompió un hueso del pie. Y ahora que ya se le ha curado, mi abuelo se ha puesto mal.
Mi novio y yo hemos cortado y no sé cuántas cosas más han pasado.
– Yo con mis abuelos no paro, mi abuela también se cayó y se rompió la muñeca, y ahora que ya está bien mi abuelo se ha puesto enfermo y yo lo tengo que llevar al hospital y ayudar a mi abuela.

Un mes más tarde
– Uff, Julia, no paro de escuchar accidentes, muertes y desastres de gente cercana a mí o a mi familia.
– ¿En serio? ¡Te iba a decir lo mismo! Últimamente conozco a gente que ha pasado por cosas muy duras, y la mayoría se trata de enfermedades y muertes. Mi madre dice que le echaron un mal de ojo, ya no sé qué pensar.
– Si fuera sólo a ella… Pero son muchas personas ya. Cuando mi abuelo estuvo en el hospital, tuvo varios compañeros de habitación y tres de ellos murieron. A todo aquel que le pregunto “qué tal el año” me contesta que mal.
– Da igual, mi madre dice que va a comprar velas para la mala suerte, quitar el mal de ojo y tal.
– Vale, pues ya me dirás qué tal te va.
Unos días más tarde
– Emma, es raro pero cuando pusimos las velas negras noté algo extraño. El ambiente se notaba cargado, pesado. Me dolió un poco la cabeza durante unos veinte minutos y luego me invadió una sensación de paz, un ambiente limpio y claro.
– Julia, me sigo enterando de catástrofes muy raras, demasiadas casualidades, he pensado en hacer una especie de encuesta a gente desconocida en la calle.
– Será una tontería, pero después de todo lo sucedido durante este año me parece una buena idea.
 Hicimos varias encuestas y muchos habían perdido el trabajo, la pareja, los hijos, padres, abuelos, casas, etcétera.
Muchos sentían una fuerza extraña que les observaba. Algunos habían hecho rituales con velas para espantar a los malos espíritus y otros lo tenían en mente pero no llegaron a hacerlo…
Para ver si el ritual funcionaba, hicimos nuevas encuestas y descubrimos que muchas personas que lo habían hecho, después de un tiempo de paz notaban una presencia, como una sombra maligna que les observaba de muy cerca, y les pasaban una serie de desgracias continuadas peores que las anteriores, y de noche no podían dormir.
– Reconozco, Emma, que me cuesta dormir por las noches, tengo insomnio y siento miedo, no sé por qué. Mi madre y yo no hicimos rituales pero si encendimos una vela negra para espantar los malos espíritus.
– También me he fijado en otra cosa, Julia. No paro de ver el número trece. Son cosas que no tienen sentido, pero es extraño, me dan escalofríos al verlo, no sé por qué. Es una sensación que no puedo explicar.
– Ni yo, pero después de todo esto tengo clara una cosa. Hay algo ahí fuera maligno que ha aparecido este año.
– Vale, sabemos que hay algo ahí fuera que ha llegado con el 2013 pero no sabemos qué es ni cómo combatirlo y acabar con él.
– No creo que se pueda acabar con él, pero creo y espero que esa cosa desaparezca con la llegada del 2014. Hasta entonces tenemos que sobrevivir a él.

Al cabo de unas semanas
– No aguanto más Emma, son desgracias por todas partes que recaen todas en mí, no puedo arreglar nada ni controlar nada de lo que sucede a mi alrededor. Me voy a volver loca, caer en depresión o yo que sé.
– Vamos Julia, pronto pasará, yo también estoy agobiada por varias partes y no tengo culpa de nada pero todo cae al final en mí. No puedo dividirme para acudir a todo, unos  días lloro de rabia, otros de desesperación. No sé qué hacer y parece que todo esté en mi mano.
– Siento ser débil, yo misma te dije que teníamos que aguantar y soy la primera en quejarme y hundirme. Me deja sin fuerzas...
– Si… Yo no sé ni de donde las sacó. Cuando pienso que no podría ir peor siempre pasa algo nuevo que empeora las cosas.
– Yo volvería a hacer lo de las velas, pero cuando se consuman podría acabar peor de lo que estoy, porque esa cosa volverá, con más rencor y empeño en acabar conmigo.
– Pues compra velas suficientes para que duren hasta que acabe este año. Yo también lo haré, y quizás podremos ayudar a los demás.
– Sí, tienes razón, si no puede ir tras nosotras podremos ayudar a los demás y evitar más catástrofes a nuestros familiares y amigos.
Compramos velas y ambas nos pusimos manos a la obra, pero un día una corriente de aire que no sabemos de donde procedía, nos apagó las velas y mientras fui a encender la luz pude apreciar una sombra con ojos amarillos y rasgados. Encendí y la sombra desapareció. Ambas la vimos.
– Nunca había sentido esa sensación, es más fuerte que las anteriores – Dijo Emma.

En la actualidad
Heridas física y psicológicamente, con miedo, encerradas en casa con velas pero que al parecer no son lo suficientemente fuertes para ese nuevo ser, esa “sombra”. Había llegado la navidad y teníamos que separarnos e ir con nuestras familias, salir, enfrentarnos al mundo exterior. Así que, nos deseamos suerte. El móvil lo llevaríamos siempre encima por si ocurría algo malo.
Por el momento estábamos a salvo, todo parecía ir bien, pero sentía que algo malo ocurriría pronto.
Empezaron a suceder accidentes que iban para nosotras, peleas familiares, algún que otro rasguño… Ahora ya estábamos preparada para todo y mentalizadas de que pasarían cosas malas, así que, aguantamos con el consuelo de que sólo faltaban ya unas horas para año nuevo.
Nosotras no éramos las únicas que teníamos que aguantar, nuestros amigos también. A todos les habíamos prevenido de esa sombra, así que quedamos en que después de las uvas nos reuniríamos todos en la plaza del pueblo, junto a la iglesia. Nos veríamos allí los que estuviésemos sanos y salvos, o al menos a salvo.
“Tenemos que aguantar hasta las doce de hoy y reunirnos. En unas horas el 2014 caerá, pero hasta entonces mucho cuidado, sed fuertes y aguantad porque ahora que le queda menos tiempo sacará todas sus cartas fuertes para derrotar a los que quedamos”.
Pasaron bastantes cosas malas, tanto a nosotras como a nuestros amigos, la sombra sacaba todos sus ases de la manga para acabar con nosotros, pero todos estábamos listos, débiles pero de mente, más fuertes que nunca. Se trataba de nuestra supervivencia, de nuestras vidas.
Se hicieron las doce, y todo desapareció como una pesadilla, como espectros ante la luz desvaneciéndose.
Entonces, yo algo mareada, cansada, y con un leve dolor me dirigí hasta el reloj de la iglesia del paseo. Al momento pude apreciar dos sombras que se dirigían hacia mí, Emma y su novio. Con cara de cansados y de haberlo pasado mal se acercaron y nos miramos, yo medio sonreí y dije: “Estamos vivos, desapareció el 2013, somos supervivientes a él”.
Entonces vi a otro amigo mío, se acercaba a nosotros cojeando, se había hecho daño en el pie, pero podía andar. “Llegué”, exclamó.
Fueron llegando amigos nuestros poco a poco, otros faltaron porque estaban mal, pero les llamamos al móvil y seguían vivos, sólo que no podían venir, debían quedarse en cama descansando.
Lo hemos conseguido, aunque hayamos pasado a este nuevo año con heridas físicas y psíquicas, pero vivos al fin y al cabo. Todos reímos aliviados, esperando que todo nos fuera bien en el 2014.
Al fin todo pasó y estamos todos vivos,  con heridas que cicatrizarán durante este nuevo año.

FIN

Yune Evans

miércoles, 15 de enero de 2014

Sueños conectados

Era de noche, una luna llena brillaba en lo alto del cielo. Paseaba por una calle vacía, de camino a casa de una amiga. Cuando llegué, todo estaba extraño. Sabía que era la misma casa pero todo había cambiado…


Entré y como sospechaba la casa estaba cambiada también por dentro, tenia estanterías llenas de videojuegos, un pasillo bastante más largo de lo que recordaba y mas habitaciones. Nos sentamos a jugar a un videojuego de terror, una mansión llena de fantasmas de los que teníamos que huir y matar a los que pudiéramos. De repente escuchamos un sonido lejano. Nos asustamos, pues sabíamos que ese ruido no venía del televisor. Nos miramos con miedo y luego reímos pensando que serían imaginaciones nuestras  y continuamos jugando. Al poco rato volvimos a escuchar un ruido, entonces pausamos el juego y nos quedamos un rato en silencio. Justo cuando yo iba a quitar el juego volvió a sonar un ruido más fuerte que los dos anteriores, ambas nos levantamos del sofá y miramos en la dirección de donde  provenía  aquel sonido. Vimos una sombra en la pared y en un instante vimos la figura de un hombre anciano,  “¡acababa de atravesar la pared”!


Nosotras corrimos por todo el pasillo pero por más que corriésemos el siempre estaba cerca, parecía como si nosotras no avanzásemos y el siempre estuviera en el mismo sitio.


Cruzamos la puerta del recibidor.  La cerré y me quede sujetándola, dejando al fantasma justo detrás.  En ese momento lo vi, era un hombre mayor, de aspecto demacrado.  No  entendía como un fantasma no podía atravesar la puerta. Tal vez porque yo la sostenía.


Por fin mi amiga consiguió abrir la puerta de la entrada. Corrimos todo lo que pudimos y ya una vez fuera  nos encontramos a un guarda y yo paré y pedí ayuda explicándole que un fantasma nos perseguía.


“Si hombre, otra vez me vienes con esas…” – contestó.


En ese momento recordé que ya lo había visto en otra parte y le había dicho algo parecido. Me quedé mirándolo con cara de susto y con rabia de que no me creyera y le dije que  era cierto. Mi amiga me llamó: “¡no pierdas el tiempo vámonos corre!” Entonces yo la seguí y llegamos a una pinada, había cuestas y las subimos para escondernos, aunque lo cierto es que no era el mejor sitio para esconderse de un fantasma pero algo nos hizo correr hasta allí.


Al final de la cuesta había un pozo y alrededor había cabezas petrificadas de personas con gestos de sufrimiento. Cerca del pozo  había una escalera y al final de ella una pelota pequeña, nosotras bajamos para cogerla, pero al lado había una puerta y de repente unas manos nos cogieron y nos hicieron cruzarla. Allí se hallaban también los primos de mi amiga acorralados como nosotras dos ahora. Estábamos rodeadas de unos monstruitos que parecían duendes. Conseguimos escabullirnos  y  corrimos hasta que encontramos una vieja casita de madera. Al entrar mi amiga se quedó mirando la casa y dijo: “yo he soñado con esto, ahora vendrá un anciano que nos ayudará a salir de aquí, no os preocupéis”.


Entonces vimos una mano que le dio al interruptor de la luz para encenderla, era el anciano que lo había escuchado. “¿eso crees?”. Dijo.


 “o no...” – respondió mi amiga que se quedó helada de miedo


Al final resultó que el anciano sí que era bueno y nos quiso ayudar a salir de aquel lugar. En esa casa se hallaban los objetos más preciados de cuando éramos pequeños y cada uno tenía un poder. Los primos de mi amiga hicieron aparecer una canoa para cuatro personas y cuatro remos, mi amiga hizo un lago desde la cabaña hasta la puerta junto al pozo. Y yo  pude crear un campo de fuerza que impedía a los duendes acercársenos. 


Llegamos al otro lado, subimos las escaleras y nos dirigimos al piso de mi amiga para refugiarnos. Una vez allí recordé que al principio estábamos huyendo de lo que había en él, pero esta vez estaba tal y como yo lo había recordado. Todo estaba en orden, parecía un sueño. En ese momento  los primos de mi amiga nos despertaron a ella y a mí. Lo más curioso es que mi amiga y yo habíamos estado en dos sueños, el primero era mío y el otro suyo. Sus primos también habían soñado el de la pinada.  ¿Eran sueños conectados? 



Fin.

Yune Evans