Al día siguiente, en la clase de Roxane y
Julia, se encontraban ellas con sus amigos y Kenichi, y se pusieron a hablar
sobre Mayra, y la supuesta cita que había tenido con Jungkook. Suga miraba
hacia las chicas, y observó que Kenichi tenía un gesto de estar escuchando la
conversación.
***
Entré en clase nerviosa, miré hacia la
mesa, y vi que Jungkook me miraba, rojo como un tomate. Aparté la mirada
rápidamente, temblorosa y con el corazón acelerado, y me senté en mi sitio con
torpeza, colocándome la falda bien.
"¿Creerá que fue una cita?" aquella
pregunta no paraba de rondarme la cabeza.
Noté por el rabillo del ojo que Jungkook
se daba la vuelta y tiraba algo hacia atrás, y cómo V se reía.
"¿Qué hace?" pensé.
Entró nuestra tutora, y empezó a
explicarnos la historia de cómo se formó el primer pueblo de magos.
"Se puso rojo… ¿Eso es que de
verdad fue una cita para él?" no paraba de pensar en aquello.
Empecé a jugar con el bolígrafo entre
los dedos, moviéndolo nerviosa, hasta que se me escapó y le di en el brazo a
Jungkook. Éste se quejó, y para disculparme, le toqué el brazo sin querer.
- Lo siento - dije.
Al tocarle, noté sus sentimientos, unos
sentimientos muy fuertes. Sentí su nerviosismo, su calidez, una emoción que me
hizo pensar que Julia y Roxane tenían razón, y por primera vez, admití la
verdad. Le gustaba a Jungkook, y, estaba claro que él me gustaba.
- No pasa nada - me dijo devolviéndome
el bolígrafo, mientras yo le soltaba el brazo. Oí como V y Jimin se rieron.
- ¡Atended! - nos regañó la profesora.
Jimin y V se quedaron en silencio.
“¡Le gusto! Así que, aquel día sí fue una cita para él…” pensé mirando el cuaderno que
tenía en la mesa mientras me frotaba la frente con los dedos por la vergüenza
que sentía al descubrir aquellas emociones.
***
El miércoles de aquella semana, nuestra
clase fue al patio a practicar hechizos de defensa. El profesor nos puso a cada
uno con su compañero. Kenichi tenía los ojos entrecerrados, mirándome con
determinación.
- Por turnos, un compañero lanzará un
ataque, y el otro se defenderá con el hechizo que aprendimos - explicó el
profesor - Empezad.
Kenichi lanzó el hechizo sin avisar y no
me dio tiempo a usar el contrahechizo. Impactó en mi hombro, hiriéndome.
Kenichi no se contuvo y me atacó de nuevo. Al ver esto, Suga me protegió con
otro hechizo para evitar que me hiriese de más.
- ¿Qué haces? ¿Por qué te interpones? -
se quejó Kenichi ante la intervención de Suga.
- ¿No te has dado cuenta que le has
herido? - dijo Suga - Deja que descanse, al menos.
- ¿Acaso no ves que es lo mejor? Si eres
blando con ella nunca aprenderá - ambos se miraban fijamente - Es mejor que sea
fuerte en vez de lloriquear.
- Estamos aprendiendo. Tampoco hay que
pasarse.
Avergonzada por la intervención de Suga,
centré mi rabia contra Kenichi y empecé a atacarle sin descanso. Éste se
defendió sin problemas al principio, pero después de un rato, sus contraataques
eran cada vez más lentos que mis furiosos hechizos. Finalmente, uno de mis
hechizos le rozó en el cuello, haciéndole un corte, que empezó a sangrar
aparatosamente.
- Chico, ¿estás bien? - le preguntó
Samantha, una profesora de otro curso, que justo pasaba por ahí. - Vamos a la
enfermería - dijo mientras le cubría la herida con un pañuelo y se acercaba al
profesor para decirle que ella lo llevaba a la enfermería para que él no
tuviese que dejar la clase.
***
Defensa. Esta asignatura siempre me ha
dado mucho “respeto”. Menos mal que me toca con Kim Tae, si me hubiera tocado
con Kenichi como a Roxane, habría fingido ponerme enferma para no asistir.
- Bueno, Julia, ¿empezamos? - dijo Kim
Tae mirándome con una leve sonrisa.
- Sí, voy - contesté colocándome en
posición de defensa.
- Vale, a la de tres ataco. Uno, dos y…
¡tres!
- ¡No, no, espera! - grité cerrando los
ojos y cubriéndome la cara con las manos.
Kim Tae ya había lanzado el ataque y no
pudo pararlo por mucho que yo le gritara. Al sentir miedo usé mis poderes
involuntariamente, y viajé astralmente. Vi cómo mi cuerpo recibía el golpe del
hechizo de Kim, pensando que había metido la pata al salirme de mi propio
cuerpo.
- Vaya... Eso tiene pinta de doler
bastante. Yo no vuelvo a mi cuerpo, ¿eh?
- ¡Pero qué haces, loca! ¡¿Cómo se te
ocurre doblarte, hacer un viaje astral o como lo quieras llamar?! Te dije si
estabas preparada y conté hasta tres.
- Sí, lo sé lo sé, pero.... Me arrepentí
y quería echar a correr, pero mi mente fue más rápida que mis piernas y actuó
primero. Es instinto, lo siento.
- Encima me dice que lo siente. Siéntelo
por ti. Mira cómo ha quedado tu cuerpo.
Yo lo miré con pena y el profesor me
llevó a la enfermería diciendo que tenía que trabajar duro en controlar esos
poderes míos tan problemáticos.
El profesor llevaba mi cuerpo en sus
brazos mientras yo, bueno, mi alma les seguía (como dije antes, paso de meterme
en mi cuerpo y sentir dolor). Al entrar a la enfermería, me encontré con
Kenichi que se estaba abotonando la camisa. Llevaba un esparadrapo en el
cuello, y pude ver el tatuaje sin problema, era un escudo familiar. Kenichi
miró al profesor con mi cuerpo y luego me miró a mí con cara extraña. Yo le
sonreí y saludé.
- Qué rarita eres…- dijo él después de
que le saludara y se marchó.
Yo me quedé contemplando cómo la
enfermera comenzaba a curar mi cuerpo cuando de repente el biombo que separaba
mi cama de la de al lado se abrió, y para mi sorpresa ¡era V!
- ¿Ju... Julia? Vaya, creí que el golpe
no me había afectado tanto pero se ve que sí, porque estoy viendo doble. Veo a
dos Julias. O eso, o estás muerta y estoy viendo tu espíritu.
Yo me reí y luego le dije que no era
ningún fantasma, ni veía doble. Le expliqué mi poder de hacer viajes astrales.
Se quedó más tranquilo y luego me preguntó qué me había sucedido. Yo le conté
que su hermano me había herido en clases de defensa.
- Ya le vale a mi hermano. Qué fuerte...
Ya le diré algo - dijo guiñándome un ojo.
Yo me reí, y luego le pregunté qué le
había pasado en el brazo. Él me dijo que se había caído por las escaleras,
pensé que era una excusa muy típica y mala para no decirme lo que realmente le
había pasado, pero por su cara parecía cierto y no le pregunté nada más. Éste
se despidió de mí y se marchó a su clase. “Bueno, a esperar”, pensé.
***
En la clase de Mayra, apareció V con el
brazo vendado. Éste al verla le dijo que Julia había sufrido un accidente.
- Está en la enfermería - le contó.
- ¿Cómo? ¿Qué pasó? - se preguntó ella,
preocupada.
- Nada, que estaban practicando magia y mi
hermano le hirió sin querer.
- ¡Ah! Pues después de clase iré a verla…
- Mayra miró a Jungkook de repente - ¿Puedo? - le preguntó.
- Sí, claro - afirmó él - Dile que se
recupere de mi parte.
- De acuerdo.
Nada más terminar la clase, Mayra se
dirigió a la enfermería preocupada por cómo se encontraría Julia. Tenía esa
hora libre porque Samantha, la profesora de pociones, no se encontraba bien.
Nada más llegar a la enfermería, Mayra se
sorprendió al ver dos Julias. Una en la cama, tumbada, y a otra de pie, junto a
la cama, que era más translúcida, como un fantasma.
“¿Pero qué…?” pensó Mayra sorprendida,
nada más verla.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó Mayra a
Julia.
- Bueno… Puedo hacer viajes astrales, y
aún no lo domino muy bien - explicó Julia - Estaba en clase de defensa, me
lanzaron un hechizo, y cuando fui a defenderme, salí de mi cuerpo sin
querer. Y bueno… No me meto en él de nuevo porque tiene que doler bastante.
- ¿Cómo es tener ese poder? - se interesó
Mayra.
- Pues… A veces mola, pero es bastante
complicado y la gente que no sabe de mi poder siempre se asusta y tengo que
estar explicándoles. A veces no me da tiempo de explicarlo y se van corriendo,
pensando que soy un fantasma. Pero bueno, ya me da igual, estoy acostumbrada.
Los que me conocen ya no se asustan. Además, esto es una escuela de magia y
muchos tienen poderes. Al principio se extrañan pero luego lo explico y no me
miran raro.
- Te comprendo… - Mayra se puso seria - Yo
también tengo un poder… Pero siempre me han dejado de lado por eso…
- ¡¿Ah sí?! ¿Qué poder?
- Bueno… Puedo… - Mayra se quedó
callada, pensando. “¿Cómo se lo digo?” - La verdad es que… Cuando toco a una
persona, puedo sentir lo que ellos sienten en ese momento.
- ¡Ah! ¡Qué bien! Así puedes saber lo que
los demás sienten. No sé por qué te da vergüenza decirlo.
- Porque quien lo ha sabido, siempre me ha
dejado de lado.
- Bueno, antes vivías con personas no
mágicas, es normal. Pero en ésta escuela no creo que te pase eso.
- Pues… El otro día, toqué a Jimin y no
sentí nada… Fue extraño…
- A lo mejor tiene bloqueo. O pone una
barrera o algo. No sé... Por cierto, ¿cómo sabías que estaba aquí?
- Me lo ha dicho V. ¡Ah! Casi se me
olvida, Jungkook me ha dicho que te recuperes.
- ¡¿Sí?! ¡Qué mono! - se alegró
Julia - Por cierto, no sabes lo que ha pasado con Roxane y Kenichi - dijo Julia
con voz de vieja chismosa.
- ¿Qué?
- Kenichi lanzó un hechizo a Roxane y le
dio. Y el muy capullo le lanzó otro, pero Suga la defendió. Y ella se enfadó y
empezó a lanzar hechizos hasta que le hirió, y una profesora lo tuvo que traer
aquí. Al llegar me lo encontré y le saludé. Pero puso cara rara y se fué. No sé
cómo te puede gustar - “no me ha dicho que le gusta, pero muestra interés por
él y no me lo desmiente”, pensó. Miró a Mayra y vio que estaba roja - ¡¿Te
gusta Kenichi?!
- ¡NO! - la expresión de Mayra decía todo
lo contrario.
Julia se rió, y cambió de tema al ver a
Mayra tan colorada.
“Me alegro de que Suga protegiera a
Roxane… Pero… ¿Estará bien Kenichi?” pensó Mayra.
- Tengo que irme, nos vemos esta noche -
dijo Mayra despidiéndose.
- No sé si volveré esta noche al cuarto -
dijo Julia.
- ¡Ah! Pues… Cuando sea - rió tímidamente.
Mayra llegó un poco tarde a la cena porque
después de la visita a Julia, fue a hacer los deberes en el dormitorio. “Cómo
se nota cuando no estoy con Jungkook. Me distraigo mucho más” pensó ella. Mayra
se dirigió a la mesa donde estaban los demás.
- ¿Qué, no vas a hacer hueco a tu novia? -
preguntó Jimin a Jungkook.
- Te he dicho que aún no somos novios -
respondió él, más rojo que un tomate. Se dió cuenta que todos le miraron - No
es lo que... Quería decir que no somos novios - dijo poniéndose aún más rojo.
- Sí… Ya… - sonrió Jimin.
Jin se levantó de su sitio, junto a
Jungkook, y se sentó al lado de V para cortarle la carne, y que pudiera comer.
V le dio las gracias por la ayuda. Mayra se sentó en el hueco que había dejado
Jin, al lado de Jungkook.
- ¿Eso te lo ha hecho Kenichi? - Mayra se
fijó en el cardenal que tenía Roxane en el hombro.
- Sí… Pero él también se ha llevado lo
suyo - respondió ella con una sonrisa satisfecha, mientras señalaba a la otra
punta del comedor.
Mayra miró en esa dirección y vio a
Kenichi. Estaba sentado solo, como de costumbre, y vio que tenía un esparadrapo
en el cuello, le dio pena. Roxane se quejó de su moretón, le dolía. Jin se
ofreció para curárselo, ya que él tenía el poder de sanar. Ésta aceptó
encantada y le dio las gracias contenta.
***
Kim Tae vino a verme a la enfermería.
- Hola, ¿cómo estás?
- Pues aquí, la enfermera ya ha
terminado de curarme. Acabo de entrar ahora en mi cuerpo, y aunque me ha puesto
calmantes, duele una barbaridad.
- Ains… Quién te mandaría a ti hacer un
viaje astral para protegerte.
- Pues yo, que soy tonta. Pero fue por
instinto.
- Pues he de decirte que tienes el
instinto un tanto atrofiado.
- ¡Oye, no te metas conmigo, jo! Encima
que me has herido tú…
- Estábamos practicando, tenía que
lanzar ese hechizo, y tú tenías que pararlo. Bueno, ¿te han dicho cuánto tiempo
tendrás que quedarte aquí?
- Esta noche me quedo, y puede que un
par de días más, pero no muchos.
Era hora de cenar y había estado
aburrida y sola toda la tarde, así que, le pedí a Kim Tae que me ayudase con la
cena.
- Porfi… No puedo moverme bien, me duele
todo el cuerpo y no quiero cenar sola - dije con tono llorón, intentando
hacerle chantaje emocional.
- Está bien, me quedaré y ayudaré con la
cena, pero luego me iré, ¿de acuerdo?
- ¡Sí! - contesté feliz.
Cuando terminamos, Kim
Tae se fue. Era tarde, tenía que cenar todavía, y yo tenía que descansar.
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