miércoles, 14 de octubre de 2015

[Academia Willow Lake] Capítulo 4.



Al día siguiente, en la clase de Roxane y Julia, se encontraban ellas con sus amigos y Kenichi, y se pusieron a hablar sobre Mayra, y la supuesta cita que había tenido con Jungkook. Suga miraba hacia las chicas, y observó que Kenichi tenía un gesto de estar escuchando la conversación.
***
Entré en clase nerviosa, miré hacia la mesa, y vi que Jungkook me miraba, rojo como un tomate. Aparté la mirada rápidamente, temblorosa y con el corazón acelerado, y me senté en mi sitio con torpeza, colocándome la falda bien.
"¿Creerá que fue una cita?" aquella pregunta no paraba de rondarme la cabeza.
Noté por el rabillo del ojo que Jungkook se daba la vuelta y tiraba algo hacia atrás, y cómo V se reía.
"¿Qué hace?" pensé.
Entró nuestra tutora, y empezó a explicarnos la historia de cómo se formó el primer pueblo de magos.
"Se puso rojo… ¿Eso es que de verdad fue una cita para él?" no paraba de pensar en aquello.
Empecé a jugar con el bolígrafo entre los dedos, moviéndolo nerviosa, hasta que se me escapó y le di en el brazo a Jungkook. Éste se quejó, y para disculparme, le toqué el brazo sin querer.
- Lo siento - dije.
Al tocarle, noté sus sentimientos, unos sentimientos muy fuertes. Sentí su nerviosismo, su calidez, una emoción que me hizo pensar que Julia y Roxane tenían razón, y por primera vez, admití la verdad. Le gustaba a Jungkook, y, estaba claro que él me gustaba.
- No pasa nada - me dijo devolviéndome el bolígrafo, mientras yo le soltaba el brazo. Oí como V y Jimin se rieron.
- ¡Atended! - nos regañó la profesora. Jimin y V se quedaron en silencio.
“¡Le gusto!  Así que, aquel día sí fue una cita para él…” pensé mirando el cuaderno que tenía en la mesa mientras me frotaba la frente con los dedos por la vergüenza que sentía al descubrir aquellas emociones.

***
El miércoles de aquella semana, nuestra clase fue al patio a practicar hechizos de defensa. El profesor nos puso a cada uno con su compañero. Kenichi tenía los ojos entrecerrados, mirándome con determinación.
- Por turnos, un compañero lanzará un ataque, y el otro se defenderá con el hechizo que aprendimos - explicó el profesor - Empezad.
Kenichi lanzó el hechizo sin avisar y no me dio tiempo a usar el contrahechizo. Impactó en mi hombro, hiriéndome. Kenichi no se contuvo y me atacó de nuevo. Al ver esto, Suga me protegió con otro hechizo para evitar que me hiriese de más.
- ¿Qué haces? ¿Por qué te interpones? - se quejó Kenichi ante la intervención de Suga.
- ¿No te has dado cuenta que le has herido? - dijo Suga - Deja que descanse, al menos.
- ¿Acaso no ves que es lo mejor? Si eres blando con ella nunca aprenderá - ambos se miraban fijamente - Es mejor que sea fuerte en vez de lloriquear.
- Estamos aprendiendo. Tampoco hay que pasarse.
Avergonzada por la intervención de Suga, centré mi rabia contra Kenichi y empecé a atacarle sin descanso. Éste se defendió sin problemas al principio, pero después de un rato, sus contraataques eran cada vez más lentos que mis furiosos hechizos. Finalmente, uno de mis hechizos le rozó en el cuello, haciéndole un corte, que empezó a sangrar aparatosamente.
- Chico, ¿estás bien? - le preguntó Samantha, una profesora de otro curso, que justo pasaba por ahí. - Vamos a la enfermería - dijo mientras le cubría la herida con un pañuelo y se acercaba al profesor para decirle que ella lo llevaba a la enfermería para que él no tuviese que dejar la clase.
***
Defensa. Esta asignatura siempre me ha dado mucho “respeto”. Menos mal que me toca con Kim Tae, si me hubiera tocado con Kenichi como a Roxane, habría fingido ponerme enferma para no asistir.
- Bueno, Julia, ¿empezamos? - dijo Kim Tae mirándome con una leve sonrisa.
- Sí, voy - contesté colocándome en posición de defensa.
- Vale, a la de tres ataco. Uno, dos y… ¡tres!
- ¡No, no, espera! - grité cerrando los ojos y cubriéndome la cara con las manos.
Kim Tae ya había lanzado el ataque y no pudo pararlo por mucho que yo le gritara. Al sentir miedo usé mis poderes involuntariamente, y viajé astralmente. Vi cómo mi cuerpo recibía el golpe del hechizo de Kim, pensando que había metido la pata al salirme de mi propio cuerpo.
- Vaya... Eso tiene pinta de doler bastante. Yo no vuelvo a mi cuerpo, ¿eh?
- ¡Pero qué haces, loca! ¡¿Cómo se te ocurre doblarte, hacer un viaje astral o como lo quieras llamar?! Te dije si estabas preparada y conté hasta tres.
- Sí, lo sé lo sé, pero.... Me arrepentí y quería echar a correr, pero mi mente fue más rápida que mis piernas y actuó primero. Es instinto, lo siento.
- Encima me dice que lo siente. Siéntelo por ti. Mira cómo ha quedado tu cuerpo.
Yo lo miré con pena y el profesor me llevó a la enfermería diciendo que tenía que trabajar duro en controlar esos poderes míos tan problemáticos.
El profesor llevaba mi cuerpo en sus brazos mientras yo, bueno, mi alma les seguía (como dije antes, paso de meterme en mi cuerpo y sentir dolor). Al entrar a la enfermería, me encontré con Kenichi que se estaba abotonando la camisa. Llevaba un esparadrapo en el cuello, y pude ver el tatuaje sin problema, era un escudo familiar. Kenichi miró al profesor con mi cuerpo y luego me miró a mí con cara extraña. Yo le sonreí y saludé.
- Qué rarita eres…- dijo él después de que le saludara y se marchó.
Yo me quedé contemplando cómo la enfermera comenzaba a curar mi cuerpo cuando de repente el biombo que separaba mi cama de la de al lado se abrió, y para mi sorpresa ¡era V!
- ¿Ju... Julia? Vaya, creí que el golpe no me había afectado tanto pero se ve que sí, porque estoy viendo doble. Veo a dos Julias. O eso, o estás muerta y estoy viendo tu espíritu.
Yo me reí y luego le dije que no era ningún fantasma, ni veía doble. Le expliqué mi poder de hacer viajes astrales. Se quedó más tranquilo y luego me preguntó qué me había sucedido. Yo le conté que su hermano me había herido en clases de defensa.
- Ya le vale a mi hermano. Qué fuerte... Ya le diré algo - dijo guiñándome un ojo.
Yo me reí, y luego le pregunté qué le había pasado en el brazo. Él me dijo que se había caído por las escaleras, pensé que era una excusa muy típica y mala para no decirme lo que realmente le había pasado, pero por su cara parecía cierto y no le pregunté nada más. Éste se despidió de mí y se marchó a su clase. “Bueno, a esperar”, pensé.
***
En la clase de Mayra, apareció V con el brazo vendado. Éste al verla le dijo que Julia había sufrido un accidente.
- Está en la enfermería - le contó.
- ¿Cómo? ¿Qué pasó? - se preguntó ella, preocupada.
- Nada, que estaban practicando magia y mi hermano le hirió sin querer.
- ¡Ah! Pues después de clase iré a verla… - Mayra miró a Jungkook de repente - ¿Puedo? - le preguntó.
- Sí, claro - afirmó él - Dile que se recupere de mi parte.
- De acuerdo.
Nada más terminar la clase, Mayra se dirigió a la enfermería preocupada por cómo se encontraría Julia. Tenía esa hora libre porque Samantha, la profesora de pociones, no se encontraba bien.
Nada más llegar a la enfermería, Mayra se sorprendió al ver dos Julias. Una en la cama, tumbada, y a otra de pie, junto a la cama, que era más translúcida, como un fantasma.
“¿Pero qué…?” pensó Mayra sorprendida, nada más verla.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó Mayra a Julia.
- Bueno… Puedo hacer viajes astrales, y aún no lo domino muy bien - explicó Julia - Estaba en clase de defensa, me lanzaron un hechizo, y cuando fui a defenderme,  salí de mi cuerpo sin querer. Y bueno… No me meto en él de nuevo porque tiene que doler bastante.
- ¿Cómo es tener ese poder? - se interesó Mayra.
- Pues… A veces mola, pero es bastante complicado y la gente que no sabe de mi poder siempre se asusta y tengo que estar explicándoles. A veces no me da tiempo de explicarlo y se van corriendo, pensando que soy un fantasma. Pero bueno, ya me da igual, estoy acostumbrada. Los que me conocen ya no se asustan. Además, esto es una escuela de magia y muchos tienen poderes. Al principio se extrañan pero luego lo explico y no me miran raro.
- Te comprendo… - Mayra se puso seria - Yo también tengo un poder… Pero siempre me han dejado de lado por eso…
- ¡¿Ah sí?! ¿Qué poder?
- Bueno… Puedo…  - Mayra se quedó callada, pensando. “¿Cómo se lo digo?” - La verdad es que… Cuando toco a una persona, puedo sentir lo que ellos sienten en ese momento.
- ¡Ah! ¡Qué bien! Así puedes saber lo que los demás sienten. No sé por qué te da vergüenza decirlo.
- Porque quien lo ha sabido, siempre me ha dejado de lado.
- Bueno, antes vivías con personas no mágicas, es normal. Pero en ésta escuela no creo que te pase eso.
- Pues… El otro día, toqué a Jimin y no sentí nada… Fue extraño…
- A lo mejor tiene bloqueo. O pone una barrera o algo. No sé... Por cierto, ¿cómo sabías que estaba aquí?
- Me lo ha dicho V. ¡Ah! Casi se me olvida, Jungkook me ha dicho que te recuperes.
- ¡¿Sí?!  ¡Qué mono! - se alegró Julia - Por cierto, no sabes lo que ha pasado con Roxane y Kenichi - dijo Julia con voz de vieja chismosa.
- ¿Qué?
- Kenichi lanzó un hechizo a Roxane y le dio. Y el muy capullo le lanzó otro, pero Suga la defendió. Y ella se enfadó y empezó a lanzar hechizos hasta que le hirió, y una profesora lo tuvo que traer aquí. Al llegar me lo encontré y le saludé. Pero puso cara rara y se fué. No sé cómo te puede gustar - “no me ha dicho que le gusta, pero muestra interés por él y no me lo desmiente”, pensó. Miró a Mayra y vio que estaba roja - ¡¿Te gusta Kenichi?!
- ¡NO! - la expresión de Mayra decía todo lo contrario.
Julia se rió, y cambió de tema al ver a Mayra tan colorada.
“Me alegro de que Suga protegiera a Roxane… Pero… ¿Estará bien Kenichi?” pensó Mayra.
- Tengo que irme, nos vemos esta noche - dijo Mayra despidiéndose.
- No sé si volveré esta noche al cuarto - dijo Julia.
- ¡Ah! Pues… Cuando sea - rió tímidamente.
Mayra llegó un poco tarde a la cena porque después de la visita a Julia, fue a hacer los deberes en el dormitorio. “Cómo se nota cuando no estoy con Jungkook. Me distraigo mucho más” pensó ella. Mayra se dirigió a la mesa donde estaban los demás.
- ¿Qué, no vas a hacer hueco a tu novia? - preguntó Jimin a Jungkook.
- Te he dicho que aún no somos novios - respondió él, más rojo que un tomate. Se dió cuenta que todos le miraron - No es lo que... Quería decir que no somos novios - dijo poniéndose aún más rojo.
- Sí… Ya… - sonrió Jimin.
Jin se levantó de su sitio, junto a Jungkook, y se sentó al lado de V para cortarle la carne, y que pudiera comer. V le dio las gracias por la ayuda. Mayra se sentó en el hueco que había dejado Jin, al lado de Jungkook.
- ¿Eso te lo ha hecho Kenichi? - Mayra se fijó en el cardenal que tenía Roxane en el hombro.
- Sí… Pero él también se ha llevado lo suyo - respondió ella con una sonrisa satisfecha, mientras señalaba a la otra punta del comedor.
Mayra miró en esa dirección y vio a Kenichi. Estaba sentado solo, como de costumbre, y vio que tenía un esparadrapo en el cuello, le dio pena. Roxane se quejó de su moretón, le dolía. Jin se ofreció para curárselo, ya que él tenía el poder de sanar. Ésta aceptó encantada y le dio las gracias contenta.
***
Kim Tae vino a verme a la enfermería.
- Hola, ¿cómo estás?
- Pues aquí, la enfermera ya ha terminado de curarme. Acabo de entrar ahora en mi cuerpo, y aunque me ha puesto calmantes, duele una barbaridad.
- Ains… Quién te mandaría a ti hacer un viaje astral para protegerte.
- Pues yo, que soy tonta. Pero fue por instinto.
- Pues he de decirte que tienes el instinto un tanto atrofiado.
- ¡Oye, no te metas conmigo, jo! Encima que me has herido tú…
- Estábamos practicando, tenía que lanzar ese hechizo, y tú tenías que pararlo. Bueno, ¿te han dicho cuánto tiempo tendrás que quedarte aquí?
- Esta noche me quedo, y puede que un par de días más, pero no muchos.
Era hora de cenar y había estado aburrida y sola toda la tarde, así que, le pedí a Kim Tae que me ayudase con la cena.
- Porfi… No puedo moverme bien, me duele todo el cuerpo y no quiero cenar sola - dije con tono llorón, intentando hacerle chantaje emocional.
- Está bien, me quedaré y ayudaré con la cena, pero luego me iré, ¿de acuerdo?
- ¡Sí! - contesté feliz.
Cuando terminamos, Kim Tae se fue. Era tarde, tenía que cenar todavía, y yo tenía que descansar.

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